Día 17 y 18:
Estos días dejé de escribir. Estábamos muy cerca de tierra. Hacía frío, nos fuimos abrigando con todo lo que teníamos. Hace 3 días que venimos viendo delfines! Aparecen casi todo el tiempo (D. Delphis) son muy divertidos y bonitos. A veces estamos navegando y los vemos venir de lejos hacia el barco, saltando, dejando todo el cuerpo fuera del agua. Cuando nos alcanzan se ubican en la proa y van de un lado al otro, de un lado al otro...
Estos días dejé de escribir. Estábamos muy cerca de tierra. Hacía frío, nos fuimos abrigando con todo lo que teníamos. Hace 3 días que venimos viendo delfines! Aparecen casi todo el tiempo (D. Delphis) son muy divertidos y bonitos. A veces estamos navegando y los vemos venir de lejos hacia el barco, saltando, dejando todo el cuerpo fuera del agua. Cuando nos alcanzan se ubican en la proa y van de un lado al otro, de un lado al otro...
El primero en ver tierra fue Neil. Apareció entre las nubes el pico de un volcán q forma una de las islas Azores. Flashero! Pero pasaron horas hasta que viéramos la costa. No importaba, ya estábamos ahí. No puedo describir la sensación, hay muchas cosas que no se pueden describir, y una es esta, el ver tierra después de tanto mar, y sobre todo, saber q recorriste cada una de las millas que separan los dos continentes. Eso es lo flashero. Que uno se imagina q a Europa se viene sólo en avión. Pero si te subís a un barco y te dejás llevar. Llegás! Ya estábamos en Europa!!!
Ya no se respetaron los horarios de guardia y lo llevaba el que tenía ganas. Antes de entrar a puerto recibimos una llamada de Ernesto, el armador. Nos dijo q nos veíamos hermosos con las velas en alto llegando. Luego apagamos el teléfono satelital q vino apagado toda la travesía y sólo encendíamos para bajar el parte. Enrollamos el genova, la mayor (q en este barco también es enrollable) y atracamos al atardecer en la Marina de la isla Faial, donde llegan todos los marinos q vienen de cruzar. Ernesto nos recibió al grito de "Sois unos héroes" Sois unos héroes!" mientras nos agarraba las amarras. Di el primer paso en tierra y me marié! Cada pacito q daba era como si el piso se estuviera moviendo y si me quedaba quieta, sentía como si me fuera para un costado. Loco el sentido del equilibrio!
Los chicos morían por correr al bar a tomar cerveza fría. Yo por bañarme! Y caminar más de 10 metros seguidos sin que se me termine la superficie. Hicimos todo eso. Los chicos se bañaron en la popa, yo fui a las duchas de la marina y como estaba cerrada, Ernesto me dejó la llave de su habitación para q me bañara en el hotel. Y se fue al bar. Experiencia religiosa otra vez. Yo y el agua caliente. El shampú, la crema enjuague, el jabón! Ropa seca y limpia. Fui a buscar a los chicos al barco y nos fuimos, como dios manda, al bar!
El "PETERS" es toda una tradición en Azores. Todos los marinos q vienen de cruzar llegan ahí. Cuenta la leyenda q a los que venían de cruzar don Peter les invitaba la primera cerveza. Pero a nosotros no nos invitaron nada, pura propaganda. 4 cervezas, 1 ron y para mi un té con limón! El té con limón y miel más rico de mi vida (en serio). El camarero, un divino. Hablaba en portugués y a mi me parecía raro ver otras caras, ver más mujeres, y otros hombres q no sean: Neil, el Negro, Nacho y Pablo, jajajaja...
Salimos del bar con ganas de comer y estaba todo cerrado. Un día de semana en Azores, nada para salir. Los chicos me mandaban a preguntar siempre a mi que era la única q hablaba portugués. Terminamos en una hamburguesería en la calle. Los chicos hablando de futbol con unos portugueses y yo un poco afuera por no hablar de futbol y no tomar cerveza pero no me importaba nada. Estaba muy contenta de pisar tierra.
Bajamos al barco y yo me moría de risa con Ernesto copeteado tratando de hablar en inglés con Neil, q no habla nada de español. Entre risa y risa, me metí en la cama, no daba más! pero al escucharlos en cubierta, me seguía riendo y no me podía dormir. Finalmente, ganó el cansancio y me dormí, con una sonrisa en el rostro y otra en el corazón.
Ya no se respetaron los horarios de guardia y lo llevaba el que tenía ganas. Antes de entrar a puerto recibimos una llamada de Ernesto, el armador. Nos dijo q nos veíamos hermosos con las velas en alto llegando. Luego apagamos el teléfono satelital q vino apagado toda la travesía y sólo encendíamos para bajar el parte. Enrollamos el genova, la mayor (q en este barco también es enrollable) y atracamos al atardecer en la Marina de la isla Faial, donde llegan todos los marinos q vienen de cruzar. Ernesto nos recibió al grito de "Sois unos héroes" Sois unos héroes!" mientras nos agarraba las amarras. Di el primer paso en tierra y me marié! Cada pacito q daba era como si el piso se estuviera moviendo y si me quedaba quieta, sentía como si me fuera para un costado. Loco el sentido del equilibrio!
Los chicos morían por correr al bar a tomar cerveza fría. Yo por bañarme! Y caminar más de 10 metros seguidos sin que se me termine la superficie. Hicimos todo eso. Los chicos se bañaron en la popa, yo fui a las duchas de la marina y como estaba cerrada, Ernesto me dejó la llave de su habitación para q me bañara en el hotel. Y se fue al bar. Experiencia religiosa otra vez. Yo y el agua caliente. El shampú, la crema enjuague, el jabón! Ropa seca y limpia. Fui a buscar a los chicos al barco y nos fuimos, como dios manda, al bar!
El "PETERS" es toda una tradición en Azores. Todos los marinos q vienen de cruzar llegan ahí. Cuenta la leyenda q a los que venían de cruzar don Peter les invitaba la primera cerveza. Pero a nosotros no nos invitaron nada, pura propaganda. 4 cervezas, 1 ron y para mi un té con limón! El té con limón y miel más rico de mi vida (en serio). El camarero, un divino. Hablaba en portugués y a mi me parecía raro ver otras caras, ver más mujeres, y otros hombres q no sean: Neil, el Negro, Nacho y Pablo, jajajaja...
Salimos del bar con ganas de comer y estaba todo cerrado. Un día de semana en Azores, nada para salir. Los chicos me mandaban a preguntar siempre a mi que era la única q hablaba portugués. Terminamos en una hamburguesería en la calle. Los chicos hablando de futbol con unos portugueses y yo un poco afuera por no hablar de futbol y no tomar cerveza pero no me importaba nada. Estaba muy contenta de pisar tierra.
Bajamos al barco y yo me moría de risa con Ernesto copeteado tratando de hablar en inglés con Neil, q no habla nada de español. Entre risa y risa, me metí en la cama, no daba más! pero al escucharlos en cubierta, me seguía riendo y no me podía dormir. Finalmente, ganó el cansancio y me dormí, con una sonrisa en el rostro y otra en el corazón.
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